Presentación del informe: “Economía Andaluza. Cuarto Trimestre de 2022”
El Observatorio Económico de Andalucía, con la colaboración de la Fundación Cámara, ha presentado este pasado 24 de febrero, en Sevilla, el informe “Economía andaluza. Cuarto Trimestre de 2022”, que además incluye una estimación actualizada del crecimiento de la economía andaluza para el 2023.
Según el Indicador Sintético de Actividad de Andalucía del Observatorio Económico de Andalucía, la economía andaluza experimentó un crecimiento intertrimestral del Producto Interior Bruto (PIB) del 0,2 % en el cuarto trimestre de 2022, mismo crecimiento que el estimado por el Instituto Nacional de Estadística (INE) para el PIB español. Con esta tasa, el crecimiento interanual del indicador estimado para el cuarto trimestre de 2022 es del 2,1 %, seis décimas inferior al estimado en la Contabilidad Nacional Trimestral del INE para España. Con estos datos, la economía andaluza cierra 2022 con un crecimiento medio del 5,2 %, cuatro décimas inferior al de 2021 y tres menos que la media nacional.
Se observa que el consumo de las familias es el componente de la demanda agregada que peor comportamiento experimenta durante la fase final del año recién terminado. Este podría explicarse por la continua erosión de los ingresos en términos reales como consecuencia de la aún elevada inflación y por el agotamiento del efecto del desembolsamiento del ahorro, comentado en el informe anterior. Frente al consumo de las familias, otros componentes del cuadro macroeconómico andaluz parecen haber sostenido mejor de lo esperado el crecimiento. Concretamente, se puede destacar el aumento del gasto público, así como de la formación bruta de capital, componentes de la demanda que experimentan una evolución significativamente mejor en Andalucía que en el resto de España, salvo en lo referente a la construcción, afectada por el endurecimiento de las condiciones financieras de los últimos meses.
La principal causa de la evolución negativa del consumo de las familias es la inflación, sin embargo, no es menos cierto que tanto en España como en Andalucía, la evolución de los precios ha experimentado una moderación durante la segunda mitad de 2022, gracias a la corrección de los precios relativos de la energía y de ciertas materias primas. En consecuencia, la inflación en el mes de diciembre cayó hasta el 6,2 %, frente al 9,2 % del mes de septiembre.
En todo caso, desde diciembre se ha observado un cambio significativo en el patrón de la evolución de los precios. Mientras los productos energéticos han cedido su protagonismo, otros parecen haber recogido el testigo, como son principalmente los precios de alimentos elaborados, en concreto aceites y derivados lácteos, y de la hostelería. Además, el porcentaje de rúbricas del IPC que han crecido por encima del 2 % ha aumentado en estos últimos meses, lo que no supone una buena noticia. La consecuencia inmediata no es solo una reducción en el ritmo de moderación de la inflación en el mes de diciembre y enero sino, además, un claro aumento de la inflación subyacente.
Durante el cuarto trimestre de 2022, el mercado de trabajo en Andalucía ha mantenido el buen tono que le ha caracterizado durante el año, en los últimos cuatro trimestres la ocupación aumentó en casi 70 mil en empleos no agrarios, aunque dicho aumento se reduce a 11 mil si incluimos la variación del empleo agrícola y ganadero. Esta última cifra, aunque aún es positiva, resulta insuficiente para la convergencia del mercado de trabajo andaluz con la media nacional.
Los datos son algo mejores en la evolución del desempleo, pues Andalucía se incluye en el escaso número de CC.AA. en las que el desempleo descendió durante el último trimestre de 2022, con 3,4 mil desempleados menos, frente a un claro aumento nacional, donde el número de desempleados aumentó en casi 44 mil.
En cuanto a la afiliación, las cifras reproducen la misma dinámica en términos de ocupación que los mostrados por la EPA. Sin embargo, a pesar de este mejor comportamiento entre ambos trimestres, en términos interanuales, España mantiene una ventaja, ya que la tasa de crecimiento interanual en Andalucía de los afiliados medios fue del 2,2 % mientras que en España seguía siendo superior, situándose en el 2,7 %.
Desde el tercer trimestre, los indicadores asociados a la demanda, en particular a los del consumo, han mantenido una evolución débil que se ha traducido en una contracción del agregado correspondiente (consumo de los hogares).
Así, el índice del comercio minorista, que durante el tercer trimestre cayó en términos intertrimestrales, ha mostrado un crecimiento débil durante el último trimestre del año, inferior a la media española. Aunque la aportación del consumo de los no residentes ha seguido siendo positiva en términos interanuales, va perdiendo la capacidad de compensar la evolución del consumo de las familias andaluzas. No obstante, los indicadores del turismo mantienen su recuperación desde el inicio de la pandemia con aumentos significativos en pernoctaciones y gasto medio, aunque con una reducción en las estancias medias, aunque crecen en menor medida que los indicadores nacionales, lo que se explica por el mayor peso del turismo en algunas regiones españolas, como las insulares.
En cuanto a la inversión, existe una clara diferencia entre la inmobiliaria, con una evolución negativa que demuestra el posible efecto del aumento de los tipos sobre el sector, y la inversión pública y en equipos, donde, sobre todo la primera, parecen aumentar el ritmo con claridad.
Por último, el sector exterior muestra un comportamiento negativo, mientras, las exportaciones cayeron un trimestre más, en esta ocasión en un 4,9 % en cifras nominales y un 4,3 % en términos reales. Estas cifras, por lo tanto, identifican a un sector exterior que sigue aportando crecimiento negativo al PIB andaluz.
En cuanto a la evolución desde el lado de la oferta, todos los sectores aportaron crecimiento negativo al PIB excepto los servicios. En primer lugar, la industria, con una caída del IPI general de casi un punto porcentual, comienza a sufrir las consecuencias directas de los efectos de la crisis energética que previamente ha golpeado a las economías del centro de Europa.
En cuanto a la construcción, los indicadores asociados al sector residencial no son positivos, manteniendo la tendencia negativa del anterior trimestre.
Finalmente, la evolución de los servicios posee una importante heterogeneidad, lo que encaja perfectamente con la dinámica actual en los precios y tipos de interés.
Particularmente relevante es la aportación negativa del sector primario. Los elevados costes energéticos y de los insumos, en particular el de los fertilizantes, a lo que se suma la sequía, ha reducido la producción agraria y ganadera durante 2022. Esta aportación negativa explicaría buena parte del diferencial en el crecimiento andaluz frente al español durante el pasado ejercicio.
Para el año 2023 se espera una evolución de moderado crecimiento de la economía andaluza, condicionada, por un lado, por los vientos en contra que han provocado una ralentización considerable del crecimiento económico global, europeo y español durante la segunda mitad de 2022, pero a su vez aliviada por la mejora en otros factores que podrían evitar que, finalmente, la economía andaluza, como la del resto de España y Europa, entrara en recesión a inicios de 2023.
No obstante, lo que en febrero de 2022 se consideraba como un golpe directo, profundo y doloroso en la economía europea –hablamos de la guerra-, hoy se puede confirmar que ha resultado ser menor de lo esperado. Así, la economía de la UE inicia 2023 en una situación mejor que la prevista solo unos meses antes.
La media de las previsiones para 2023 apunta a un crecimiento de la economía española en el entorno del 1,4 %. Según ConsensusEconomics, esta tasa de crecimiento será la mayor de las principales economías de la Unión, habiendo evolucionado en positivo desde previsiones inferiores al 1 % a finales de 2022.
Este significativo cambio en las perspectivas de crecimiento obliga a revisar las realizadas para Anda-lucía para 2023, sin que este cambio suponga abandonar, de momento, una dinámica desaceleradora de la actividad económica intensificada por las previsibles medidas restrictivas de la política monetaria. No obstante, del mismo modo que ocurre para España, de momento, se descarta una recesión en la región durante los primeros meses de 2023.
En conclusión, gracias a la mejora de ciertos indicadores, a la evolución esperada de las economías norteamericana, china y europea, en particular la española, se revisa en tres décimas el crecimiento andaluz para 2023 hasta el 1,4%. Para 2024 se espera un crecimiento del 2,3 %, acorde con las previsiones para la economía española.