Reflexiones desde tu redacción

A/A D. Juan Hochberg

Director de Andalucía Inmobiliaria.  Sevilla, 10 de julio de 2012

Querido profesor, jefe, compañero, amigo. Conociendo tu humildad, tu gusto por la discreción y tu escaso afán de protagonismo, seguro que leerás estas palabras con una mezcla de perplejidad y enojo, no exenta, espero, de cierto entusiasmo y satisfacción. Son muchos los años que llevas al frente de este barco y muchas las cosas que, en tan largo viaje, he podido aprender de ti. Me quedo con todas ellas, con tus enseñanzas y tus reflexiones, con tus consejos, con ese legado profesional tan preciado que tus conocimientos y opiniones vienen dejando en las páginas de esta revista desde su nacimiento, y que confío que sigas engrosando muchos años más.

Sé que no atraviesas tu mejor momento, pero también tengo la convicción de que vas a salir de esta fortalecido. Sin duda que habrás de redoblar esfuerzos y sacar de dentro ese coraje que dejas en la recámara para las situaciones difíciles, pero lo vas a conseguir. En el deseo de recuperación descansa la clave del éxito, un deseo multiplicado hasta el infinito por la energía y la fuerza que te enviamos todos los que te queremos, que somos muchos.

Andalucía Inmobiliaria, y estoy convencida de que también todos tus lectores, echa de menos tu verbo fácil, tus inteligentes y certeros comentarios, tus críticas constructivas, tus rigurosos análisis y tus afiladas valoraciones. Por eso tu pluma tiene que volver a deslizarse sobre esta publicación, por eso, y porque todavía tienes mucho que enseñarnos y que transmitirnos. Sin tu aportación, Juan, en esta revista nos sentimos un poco huérfanos.

Ahora más que nunca tienes que levantar la cabeza y mirar bien lejos al frente, sentirte capaz y demostrarlo. Escribe, Juan, escribe. Aunque sea por placer, por diversión, por rebeldía, sin un objetivo, sin un criterio…, solo por escribir, por y para ti. ¡Es un ejercicio tan liberador! No existe un arma más poderosa que la palabra para hacernos reír o llorar, para emocionarnos o encendernos, para enseñarnos, entretenernos, formarnos, para movernos a la acción o para aplacar nuestros excesos…; y si esas palabras se transmiten a través de un medio de comunicación, sus efectos trascienden mucho más allá de nuestra propia piel.

Por eso utilizo la palabra escrita, que es la salsa de mi vida como lo es de la tuya, para demostrarte mi admiración, mi respeto y mi deseo más profundo de volver a leer tus artículos y disfrutar de ellos; para hacerte un modesto pero sincero y sentido homenaje por tus muchos años dedicados a esta profesión nuestra a la que tanto de ti has entregado. Eres un Comunicador con mayúsculas, de los que no abundan.

Tú, Juan, como Antonio Machado se describió en sus versos, también eres un hombre, en el buen sentido de la palabra, bueno. Y como buena persona, tienes la obligación de seguir contribuyendo, con tu granito de arena, a hacer de este mundo nuestro un lugar mejor y más justo. Un abrazo muy, muy fuerte para ti, para siempre. Ai

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