La crisis nos ha forjado en empresas más competitivas

En febrero de 2006 algunas constructoras y promotoras ya empezaron a notar una ralentización de la demanda de vivienda. Hoy, casi 7 años y medio después, y tras una desconocida caída del empleo en el sector que arrastra una destrucción de aproximadamente 1.600.000 empleos en los últimos cinco años, sobrevivimos a los efectos de la caída de la inversión pública, el exceso de oferta de viviendas y la importante caída de la demanda en la compra de pisos a pesar de las duras condiciones de ajuste del mercado. Pues no obstante el sector aún emplea a 1.100.000 personas en España. Francisco García de Castro
Esta coyuntura, unida a la desaparición absoluta de los recursos financieros en estos años, hecho si cabe más transcendente pues nunca en anteriores crisis se había dado, ha obligado a una profunda reestructuración del sector que en mi opinión se ha venido articulando en torno a cuatro ejes.
Un primer eje sobre el que pivota un proceso de ajuste y redimensionamiento del sector con la desaparición de actores y la reducción de empleo. En mi opinión, con todavía excedente, como se comprueba en la poca licitación pública, donde existe excesiva competencia ofertando muy por debajo del valor del mercado.
Un segundo eje de la reestructuración sobre el que pivota una mejora de la competitividad de las constructoras destacando factores como el aumento de la polivalencia del trabajador, un aumento de la eficiencia y productividad de la mano de obra, un significativo ajuste salarial sobre los niveles de años anteriores y una tendencia a la contratación de personal de menor experiencia pero con mayor cualificación. Es indudable que esto redundará en un beneficio para las empresas cuando el sector se reactive.
Un tercer eje sobre el que gira un reenfoque de la actividad hacia nuevos subsectores pues estamos asistiendo a un repunte de la actividad de rehabilitación, reforma y el mantenimiento tanto de hogares, como edificios y la conservación de infraestructuras, la construcción VPO y la edificación industrial.
Y un último y cuarto eje sobre el que pivota una mayor atención a la tecnología en el diseño, los materiales y la construcción. En este punto opino que son tres las claves en las que se debe sustentar la reestructuración tecnológica con construcciones más sostenibles, más eficientes y mayormente optimizadas.
Así, necesitamos impulsar construcciones más sostenibles en las que el diseño, la arquitectura y la ingeniería juegan un papel fundamental al permitir ahorros energéticos y alcanzar máximo confort en la climatización del edificio.
Es el caso de la introducción en el proyecto de materiales como el aluminio. Una materia prima prácticamente ilimitada, ecológica y reciclable que puede ser utilizada tanto en fachadas como en puertas, ventanas, balcones e interiores. Conocemos que las fachadas de aluminio llegan a reducir el consumo energético de un edificio hasta en un 50%. O es el caso del diseño de edificios inteligentes con la introducción de tecnología, como el uso de luces led en las ventanas para indicar la oportunidad de abrir o mantener cerrada la ventana, para no romper con el equilibrio energético. O el caso de la introducción de la domótica.
También necesitamos impulsar construcciones más eficientes. En 2011 la empresa BSB nos sorprendió cuando construyó un edificio de 30 plantas en tan solo 15 días utilizando estructuras prefabricadas en lugar de cemento y hormigón. En mi opinión, como en la de otros tantos especialistas en el sector, y que venimos defendiendo desde antes incluso a la crisis, se hace necesario reducir los plazos y los costes de mano de obra en los que hemos venido incurriendo estos años atrás.
Y finalmente necesitamos impulsar construcciones optimizadas, que son especialmente relevantes en la edificación industrial y edificios corporativos, en los que es necesario optimizar los espacios y todos sus elementos para facilitar a las empresas mayores niveles de competitividad.
Lo cierto es que, en su mayor parte, ya se ha producido esta reestructuración, ajustes y reorientación del sector. Y que desde esta perspectiva las empresas con actividad en la construcción estamos “bien posicionadas” y, tan solo, a la espera de que se reactive la inversión pública y privada.
Pero sobre todo, este largo camino nos ha forjado realmente en empresas muy  competitivas, a las que se nos abre un esperanzador futuro por delante, y con capacidad para iniciar un proceso de internacionalización con altas probabilidades de éxito.

Francisco García de Castro

Director de Construcción e Ingeniería de CHAVSA

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