Aprender del pasado reciente para prevenir el mañana

Luis Miguel Martín Rubio
Socio de Ontier Abogados

 

“Jamás un año me había enseñado tanto como este 2020”. Esa frase que leí hace unos días colgada en la pared de un bar escrita en un papel por el propio tabernero, se me quedó grabada y la considero muy adecuada para mis reflexiones para este final de un año que efectivamente a todos nos ha transformado y cambiado la vida tal como la teníamos concebida y a la que estábamos acostumbrados.

Luis Miguel Martín Rubio

Terminábamos el 2019 con buenos presagios, con unas previsiones optimistas, marcando objetivos realizables… y de repente la llegada invasiva de un maldito virus nos lanzó a un abismo insondable y desconocido. Desde el último 8 de marzo, una fecha que será difícil podamos borrar ya del calendario para el resto de nuestros días, todo ha cambiado, todo es diferente, ya nada es igual; de hecho, nos referimos a la situación actual como una pretendida “nueva normalidad”.

El estallido de una crisis sanitaria mundial, una Pandemia, que ha provocado una terrible tragedia, nunca conocida por nuestra generación y sin precedentes en nuestra historia reciente y para la que no estábamos preparados ni material ni mentalmente.

La lucha contra la pandemia, en nuestro País ha traído una crisis económica severísima fruto de una pésima gestión gubernamental plagada de incertidumbres y desaciertos continuos. Una vez más la salida y la solución vuelven a estar en manos de los empresarios, los autónomos, los profesionales y los trabajadores; en definitiva, en el esfuerzo de quienes todas las mañanas levantan las persianas de este País cada vez con menos facilidades y con los mayores impedimentos.

Y a este espíritu de supervivencia hay que añadir el papel sobresaliente de las familias. Todos unidos, abuelos, padres, hijos y nietos; juntos en el dolor de las pérdidas de seres queridos que se fueron en soledad, o la enfermedad que los aisló en las habitaciones de un hospital, juntos en las apreturas ocasionadas por la falta de actividad o en algunos casos la pérdida de los recursos económicos, juntos en una convivencia sin límites. Sin duda la familia se ha convertido en una gran protagonista para luchar contra la Pandemia y sus consecuencias.

Pero ya tenemos que mirar al futuro, todo lo aprendido del pasado reciente nos tiene que servir para poder prevenir el mañana. Hace unos días los medios de comunicación anunciaban la existencia de vacunas con éxito. Ya tenían que estar los responsables públicos de la sanidad trabajando sin descanso para su aplicación de modo inmediato a la población. Cada día que pasa es un riesgo para la vida y para la economía y el sustento de millones de personas.

Tendremos que seguir viendo el futuro con optimismo pues así lo considero siempre. Creo que el año 2021 será mejor que el actual y que el 2022 mejor que el 2021 y así sucesivamente, por supuesto mientras tengamos salud y fuerzas para seguir peleando. Hay que seguir en el empeño y en la esperanza. El que, por un virus, nos hayamos dado cuenta, que algo tan sencillo como era reunirnos, compartir con los amigos, desplazarnos, viajar… y que ahora todo ello se haya convertido en una ilusión. Pues bien, el día en que en nuestras vidas solo dé cabida lo real y lo tangible… olvidándonos de lo posible, entonces no habrá lugar para la ilusión y habremos dejado de vivir… ¡aunque estemos vivos!

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