Pese a la incertidumbre que nace de la política, España y Andalucía son un destino extremadamente interesante para la inversión inmobiliaria

Jesús Gil Marín

CEO de Gilmar


Jesús Gil Marín lleva más de 40 años al frente de Gilmar Consulting Inmobiliario con una dilatada y contrastada trayectoria que le ha permitido consolidar a esta firma como un referente en el sector del lujo y de la consultoría, con una presencia destacada en la Costa del Sol andaluza. Hijo del popular y controvertido Jesús Gil y Gil, el mayor de los cuatro hermanos siguió la estela de su padre en los negocios inmobiliarios y en el mundo del fútbol, siendo durante siete años consejero y vicepresidente del Atlético de Madrid. También emuló a su padre en su aventura política muy cerca de Marbella, convirtiéndose en alcalde de Estepona entre los años 1995 y 1999. Su experiencia política fue intensa pero efímera y llegó a ser también diputado provincial de Málaga y vicepresidente de la Mancomunidad de municipios de la Costa del Sol occidental.

A sus 64 años confiesa que le queda mucha cuerda aún para seguir batallando en el mundo inmobiliario junto a su socio y gran amigo, Manuel Marrón, con quien comparte también el proyecto de restauración Urrechu. Sus grandes aficiones son montar a caballo y viajar, aunque el mejor viaje del que sigue disfrutando es el de la vida, con su familia, sus amigos y su empresa. Con su personalidad, siempre abierta y sincera, y su gran trayectoria se ha granjeado el respeto y admiración de todos los que han tenido la oportunidad de conocerlo.

¿Cómo ve el panorama actual del mercado inmobiliario a nivel nacional y en Andalucía en particular?

Creo que estamos en un momento interesante. Si hacemos las cosas bien, España en general y Andalucía en particular, se pueden convertir en un referente internacional para la inversión inmobiliaria.

Gilmar es una firma con un largo recorrido y referente en el mundo inmobiliario ¿cómo describiría su trayectoria hasta llegar a nuestros días?

GILMAR es una firma que se propuso desde el principio buscar la excelencia y dar todas las garantías posibles en una transacción inmobiliaria, tanto para el vendedor como para el comprador. Esto solo se puede llevar a cabo contando con un equipo de grandes profesionales, ofreciendo formación y las últimas herramientas tecnológicas.

¿Cómo ve al sector inmobiliario ante los nuevos retos de digitalización, I+D, sostenibilidad, Inteligencia Artificial, ¿está realmente preparado?

Estas herramientas avanzan a gran velocidad, es verdaderamente difícil estar al día. En GILMAR hacemos verdaderos esfuerzos por estarlo y estamos muy orgullosos de ser un referente en el sector, como ha reconocido hace unos meses Microsoft, que nombró a GILMAR caso de éxito en la utilización de la IA en la comercialización inmobiliaria.

¿Cómo valora la actual situación económica para el sector? Pese a las incertidumbres en general la economía sigue creciendo y todo ello ante una situación política de confrontación y crispación que no es sinónimo de estabilidad, pero parece que no hay impacto en el sector, ¿no le parece?

Como decíamos, es un momento muy importante. Necesitamos hacer las cosas bien, tanto las empresas como los gobiernos. A pesar de la incertidumbre que nace de la política, tanto nacional como internacional, España es un destino extremadamente interesante para la inversión inmobiliaria, pero también para los nómadas digitales y para los jubilados del centro y del norte de Europa gracias a la calidad de vida que ofrece nuestro país, las infraestructuras y una cultura maravillosa que atrae a cualquier ser humano.

¿Ve alguna solución al problema de acceso a la vivienda para los que más dificultades tienen? Y el alquiler, ¿qué futuro le ve frente a la tradición de la propiedad?

El problema de la vivienda asequible y de aquellos que tienen dificultades en obtenerla es de la Administración Pública. Al ser un problema nacional correspondería al Estado solucionarlo. La situación actual no funciona y no se están planteando ideas o soluciones nuevas. Se necesita desesperadamente suelo edificable, pero en algunos municipios los trámites tardan años. Si es un problema de Estado tal vez se debería dar una solución de Estado, expropiar suelos que no estén siendo utilizados para la construcción de vivienda social, por ejemplo.

En cuanto al alquiler, es una necesidad, cubre la demanda de una parte del mercado. No tiene sentido intentar luchar contra la ley de la oferta y la demanda porque encontrará la manera de sortear la regla. Lo que hay que hacer es crear más oferta para romper el desequilibrio existente.

¿Cómo valora la ley estatal de vivienda? El Gobierno andaluz está elaborando también una propia, ¿cómo lo ve?

Creo que la ley trata de incentivar y favorecer al necesitado pero no debe perjudicar al mercado, que ya funciona bien. Los incentivos funcionan siempre mejor que los castigos.

Andalucía vive en los últimos años un tiempo de desarrollo y crecimiento, ¿Cómo la ve y cómo valora su potencial?

Andalucía tiene clima, infraestructuras, seguridad, gastronomía, cultura y un marco incomparable. A pesar de que en el pasado se hayan hecho algunas cosas mal, Andalucía tiene que ser un paraíso para el mundo.

¿Cómo ve el mercado de consultoría inmobiliaria, en concreto en Madrid y en la Costa del Sol? ¿Ha cambiado mucho el tipo de consultor con los que trabaja?

Sí, la consultoría inmobiliaria ha mejorado mucho en los últimos años. Siempre ha habido distancia entre la consultoría y la realidad. Es cierto que cada vez hay más profesionales que incrementan sus servicios con la consultoría acercando ésta a la situación real en la zona.

La globalización ha disuelto las fronteras, ¿cómo se puede competir con la amenaza actual que suponen las consultoras inmobiliarias extranjeras?

Creo que el conocimiento local es fundamental. Si no estás presente, no conoces la realidad que existe y no tienes el pulso del mercado, así no puedes ofrecer la misma calidad de servicio.

¿Cómo cree que van a afectar las medidas del Gobierno a la compra de viviendas con respecto a los no residentes en la Unión Europea? ¿El fin de las Golden Visa será un golpe o tendrá efectos limitados?

Estas medidas suponen un hachazo al sector del lujo. Es verdad que si tenemos en cuenta todo el mercado las operaciones inmobiliarias de extranjeros no residentes no comunitarios son un porcentaje muy bajo, pero si queremos tener una oferta variada, incluyendo el lujo, tenemos que pensar que ese perfil de cliente es un gran porcentaje de las operaciones prime.

No debemos olvidar que el mercado del lujo deja mucho dinero en nuestra economía, esos clientes que compran vivienda generan empleo, gastan en restaurantes, tiendas, joyerías, aportando a la economía local. En Madrid, por ejemplo, hay tiendas y locales de barrios en los que el principal cliente es un cliente latinoamericano de mucho nivel. Castigar a esas tiendas y negocios y negar a la economía local esa inversión parece torpe.

Volviendo a Gilmar, le pediría un análisis y un poco de autocrítica ¿qué destacaría de su firma ahora?, ¿cuáles son sus fortalezas y debilidades y en qué aspectos se puede mejorar y crecer?

Contra nuestras debilidades luchamos todos los días. Tal vez la principal sea la homogeneización del servicio, el poder ofrecer la misma calidad de servicio en Cádiz, en Estepona o en Madrid. Debemos seguir trabajando desde los servicios centrales, seguir mejorando nuestra comunicación interna y seguir ofreciendo la mejor formación. Nosotros nos somos franquicias por lo que lo tenemos más fácil que muchos de nuestros competidores en este aspecto. En cuanto a fortalezas, la principal es la profesionalidad de nuestros equipos. Los clientes son conscientes de que con GILMAR tienen garantías y evitan problemas.

Lleva una dilatada carrera al frente de la empresa como responsable, ¿cómo se ve mirando al futuro? ¿Se plantea una transición para un eventual recambio generacional?

Sí, mi socio Manuel Marrón y yo tenemos el compromiso de garantizar la existencia de GILMAR los próximos 40 años, y eso es algo que por el cariño que tenemos a nuestro personal tenemos que cumplir por encima de todo.

¿Se ha planteado alguna vez alguna operación para ampliar la empresa, dar entrada a otros socios u otro movimiento de calado?

Siempre hay que escuchar sugerencias e ideas que nos sirvan para seguir creciendo y que puedan garantizar el futuro de nuestra gente y de GILMAR.

¿Cómo vislumbra el futuro de Gilmar, hay planes de nuevas líneas de actividad o apostar por nuevos destinos más allá de Madrid y la Costa del Sol?

Por supuesto, ya estamos analizando algunas zonas adicionales, ofreciendo y mejorando servicios por parte de la empresa, el crecer forma parte de nuestra existencia y vamos a seguir apostando por ello.

La actividad residencial está muy ligada también al turismo, que hoy día es la gran industria de Andalucía. ¿Cómo ve el futuro del sector ante circunstancias que marcan ese horizonte como la proliferación de pisos turísticos, la turistificación masiva de las ciudades o el intento de imponer tasas?

Es un fenómeno que ha venido para quedarse y tenemos que tratarlo con profesionalidad. En la política hay mucho advenedizo que no sabe de lo que habla. Los pisos turísticos tienen que existir, como el resto de las categorías residenciales y turísticas, son una necesidad. Son vehículos que el propio mercado crea para responder a una demanda. No hay que demonizarlo, hay que regularlo para que sea aplicable y encaje con lo ya existente.

¿En qué media este nuevo turismo está incidiendo en su sector y en las oportunidades inmobiliarias? ¿Cómo ve el potencial de crecimiento en cuanto a proyectos turísticos, residenciales y vacacionales en Andalucía?

Nos está enseñando que hay que crear otros vehículos para dar el servicio que necesitan nuestros clientes, extranjeros o no. Seguridad, salud, clima… tenemos un producto fantástico que ofrecer. Algunos de esos clientes se quedan a vivir el resto de su vida, otros visitan unos meses al año y otros quieren venir un fin de semana, tenemos que ser lo suficientemente inteligentes y hábiles para adaptarnos a las necesidades de cada uno.

Por último, después de tantos años en el frente empresarial inmobiliario, ¿cómo le gustaría ser recordado o qué huella le gustaría dejar en su sector y empresa?

Lo primero, quiero decir que tengo cuerda todavía. Lo bonito es que te recuerden como alguien que mejoró su país, que ayudó, confió y se apoyó en un fantástico equipo para crear y sumar. La vida son personas, ilusiones y proyectos por acometer, siempre basándonos en la fe, la ilusión y la lealtad que te hacen crecer.

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